miércoles, 28 de marzo de 2012

Espirales, de Javier Mosquera Saravia (fragmento)



17

¿Qué te hicieron, mi cielo? ¿Cómo permití que esos animales pusieran sus manos en tu carita, en tus senos? ¿Dónde mierdas estaba, que no fui capaz de defenderte? Yo, que te prometí prote­gerte y que creí tener alas para que, cubierta con ellas, nunca te pasara nada?
¿Por qué uno es tan impotente, por qué no puede por un instante tener algo de dios y con sólo mover un dedo deshacer el horror? ¿Por qué tuve que estar encadenado aquí, escondido co­mo un cobarde, mientras a ti te hacían cosas que no quiero ni imaginar?
Cómo hubiera querido tener cuerpo de no­che para esconderte entre mis brazos y que a mi lado durmieras tranquila. Como hubiera querido ser azúcar para endulzar tus oídos y no tuvieras que escuchar los insultos y las calumnias... Ojalá hubiera podido ser tú, para recibir yo las patadas y las balas, al que violaran y metieran en un hoyo quién sabe dónde... Pero soy sólo un patético aprendiz de nada. Ni revolucionario, ni guerri­llero, y mucho menos tu ángel guardián.
Te fallé, mi vida, y ahora estás muerta.
Dime, ¿cómo voy a poder vivir sin ti, sabien­do que a la hora de la verdad fui lo que siempre he sido, un cobarde de mierda?

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