miércoles, 29 de febrero de 2012

“Dios tenía miedo”, de Vanessa Núñez Handal (fragmento)




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Tras varias semanas de combate entre la Fuerza Ar­mada y la guerrilla en San Salvador, los cadáveres yacían en bolsas de plástico. Eran soldados y guerri­lleros, pero también civiles. Los edificios multifa­miliares semidestruidos de los barrios populares eran testigos del horror.
La Zacamil, la Santa Marta, Soyapango, Mejica­nos. Saldos de ruina y muerte. Miles de familias sin casa, en duelo, heridas, desaparecidas. Eran civiles in­defensos, otros eran idealistas proactivos, otros, hom­bres hambrientos con armas y uniformes.
Diversos ataques terroristas han sido perpetra­dos en contra de Casa Presidencial de la Colonia Es­calón y el Consejo Central de Elecciones, así como de las residencias personales del presidente de la Re­pública, licenciado Alfredo Cristiani Burkard, y del presidente y vicepresidente del órgano legislati­vo. También han sido atacadas diversas brigadas de in­fantería, en las ciudades de Usulután y San Miguel, sin que hasta ahora los guerrilleros hayan logrado éxi­to en sus fines ilícitos.
Casas saqueadas, autos quemados, barricadas en las principales calles de la ciudad. Cuerpos de solda­dos o guerrilleros calcinados o detonados con grana­das, carnes colgando de los columpios junto a las pis­cinas rodeadas de palmeras, helechos y colas de que­tzal de las casas grandes. Manos inmóviles en su úl­timo intento por asirse de los barandales y al razor elec­trificado, que protegía los altos muros de las zonas re­sidenciales de la capital.
Pero ahora los muertos y heridos no eran anóni­mos. Esta vez tenían rostro y nombre. Eran amigos y familiares. Todos conocíamos a alguien que tenía algo que lamentar.
La Cruz Roja no se daba abasto, los bancos de san­gre estaban vacíos y los hospitales colapsados o des­truidos.
Pero ahí no estaban los que tenían intereses en la lucha. Ésos no se asomaban ni respiraban el olor a carne chamuscada y a sangre reseca. Ahora nos to­caba a nosotros, a los que nada teníamos que ver en la guerra, a los clasemedieros que habíamos he­cho de oídos sordos, pagar el saldo de una lucha sin sen­tido.
Es de suma urgencia expulsar del país a los jesui­tas ya que han dado apoyo al fmln, escondiendo ar­mas en las instalaciones de la Universidad Cen­troamericana José Simeón Cañas, desde inicios del con­flicto armado, y dicha situación ya no puede ser tole­rada, manifestaron varios radioescuchas vía te­le­­fónica.
“En otro orden de noticias, diversas familias han per­dido sus casas, haberes y hasta sus vidas en estos te­rribles cinco días de violencia, ya que, debido a los combates se han visto obligados a abandonarlo to­do y huir. Algunos, según datos aportados por ve­cinos, han debido cargar a los heridos desde Soya­pango. Los muertos fueron dejados en casa y no ha ha­bido forma de rescatarlos, aseveraron, ya que los gue­rrilleros se han refugiado en sus viviendas y han afir­mado que de ellas saldrán únicamente muertos. ‘Lo triste –dijo una de las personas entrevistadas y que llevaba una prenda blanca atada a una escoba, para señalizar que se trataba de civiles– es que antes de que ellos mueran, nos estamos muriendo noso­tros’.”
En la cercanía una ametralladora tableteaba al tiem­po que detonaciones distintas respondían, hasta que alguna de las dos cesaba en su estruendo.
Mirábamos al cielo con los ojos perdidos para bus­­car pequeñas luces que lo trazaban. A veces el rui­do de los helicópteros alertaba, pero no se lo­graba ver nada en la oscuridad del cielo de San Sal­vador.
Durante esos días de angustia, las noches pasa­ron lentas, y nosotros pendientes de las explosio­nes, de las bombas y de los disparos, que eran senti­dos por la piel antes que por los oídos, porque era el aire el que transportaba el temblor y el desasosie­go.
La Casa Blanca condenó la ofensiva guerrillera lan­zada el fin de semana último en El Salvador, y se­ñaló que la misma era una evidencia de los conti­nuos esfuerzos del gobierno marxista nicaragüense por imponer el régimen en Centroamérica.
Marlin Fitzwater, Secretario de prensa de la Casa Blan­ca, manifestó que el gobierno estadounidense espera que el presidente Alfredo Cristiani pueda ma­nejar la situación, la cual se constituye en el ata­que rebelde más fuerte en los últimos ocho años.
Mientras, por la televisión se anunciaba la actua­ción de Karmina y su Orquesta junto a Espíritu Libre, Fuerza 3, la Pandilla Luminosa y el Grupo Bongo en la Avenida Roosevelt de San Miguel... Ni pobre ni rico, ni joven ni viejo, ni bello ni feo, ni chele ni prieto, ni hembra ni macho, ni alto ni bajo. Todo es igual en San Miguel en Carnaval...

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