Este libro se inserta dentro del proceso de profunda reflexión y rigurosa sistematización sobre la historia económica de Guatemala que ha llevado a cabo Alfredo Guerra-Borges desde hace muchos años. Representa la continuación de su libro Guatemala, el largo camino a la modernidad (Su trayectoria, primera etapa, 1871-1944) y complementa el amplio abanico de publicaciones que ya ha realizado, las cuales no se limitan a la historia guatemalteca, sino que se extienden a temas como los de la industrialización y la integración latinoamericana.
Como en otras obras de Guerra-Borges, el libro se caracteriza por la fuerza con que expresa sus conclusiones, por la claridad con que explica sus argumentos, por la referencia a fuentes nacionales e internacionales clave, por el uso y no el abuso de las estadísticas, y por el estilo ameno y claro con que está escrito. Esto último merece destacarse, especialmente ante las dificultades que encuentran para expresarse tantos técnicos o profesionales, lo cual incluso hace sospechar que se refugian en abigarrados discursos para disfrazar su ignorancia o presumir sus especializados conocimientos. Guerra-Borges es lo contrario: con un estilo contundente y preciso deja claras sus posiciones, sin caer ni en un abigarrado o aséptico lenguaje técnico, ni en el discurso panfletario basado en consignas.
Este libro se distingue de otras obras de Guerra-Borges porque constituye una “historia vivida”, una historia paralela a la propia vida del autor, en la cual ha incidido de diferentes maneras. Es una historia que se nutre, además, de por lo menos tres ricas facetas personales de Alfredo Guerra-Borges: el joven político revolucionario plenamente identificado con la Revolución del 44, el economista que apoyó y analizó a fondo el proceso de integración e industrialización del istmo desde la Secretaría de Integración Económica de Centroamericana (SIECA), y el académico maduro que desde el privilegiado espacio que le concede la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) amplía sus conocimientos, investigaciones y reflexiones sobre la historia y el destino económico de Guatemala y América Latina. En este libro, estas tres vetas se conjugan y contribuyen a una rica interpretación de nuestra historia.
Aunque la iniciativa de elaborar este texto responde a una solicitud un tanto limitante de concentrarse en el desempeño de la economía guatemalteca, la faceta política de Guerra-Borges le permite introducir consideraciones sobre el poder, nacional e internacional, con lo cual enriquece el relato y su análisis de manera significativa. Ello también lo conduce a no perder la perspectiva de lo que realmente es importante. Lo ilustra su aseveración, por ejemplo, de que “(…) la contribución de Arévalo y Árbenz fue sobre todo de orden político: respetar, alentar y garantizar los derechos de la inmensa mayoría campesina, obrera e indígena del país, efectuar un auténtico vuelco histórico”. Desde entonces esa población ya no volvió a estar enmudecida e inmóvil, simplemente padeciendo. No obstante los abrumadores períodos de represión que ha soportado, la presencia de las mayorías inconformes nadie la puede negar. Fue una conquista para siempre. Aquellos que por primera vez fueron tratados con dignidad como ciudadanos ya nunca quisieron renunciar a su condición humana”. (Énfasis en la cita original).
La faceta del economista que favorece la integración centroamericana se manifiesta en un conocimiento detallado de lo que ha sido la integración económica de la región, desde sus “años de oro” en la década de los sesenta hasta las etapas más recientes en que se plantea una auténtica unión aduanera que, de lograrse, convertiría a Centroamérica, de acuerdo con Guerra-Borges, en “la primera región en el Hemisferio Occidental que haya alcanzado este nivel de profundización de la integración económica regional”. Las consideraciones sobre el tema de la integración incluyen desde la interconexión eléctrica hasta el Plan Puebla-Panamá, lo cual pone de manifiesto el extenso conocimiento del autor sobre lo más importante e, incluso, sobre lo que podría califi carse como los vericuetos institucionales de este proceso. No es casualidad que el epílogo del libro incluya, aparte de la consideración sobre el tema agrario, refl exiones sobre tres aspectos vinculados con la integración futura: la unión aduanera, un acuerdo comercial con la Unión Europea y la integración con Estados Unidos, que Guerra-Borges plantea de manera irónica como “el sueño de algunos”.
Pero hay dos temas álgidos cuyo rico análisis surge tanto de la faceta de investigador académico de Guerra-Borges, como de sus capacidades como economista guatemalteco y su conocimiento sobre las realidades del poder, realidades que conoció tan de cerca a temprana edad. Se trata del tema fiscal y el tema agrario. En relación al primero, nos hace ver cómo se ha combinado el eterno rechazo empresarial a las reformas fiscales con la igualmente eterna búsqueda de exoneraciones en esta misma materia. Ello constituye las “dos caras de la historia fiscal” guatemalteca. A lo anterior se agrega una persistente evasión fiscal. Guerra-Borges lo resume así: “lo que se ha propuesto se rechaza y lo que se ha aceptado se evade”.
En este contexto, resulta sugerente su referencia a la teoría de juegos en el ámbito fiscal: “la estrategia superior, denominada ‘ojo por ojo’, consiste en que un jugador coopera hasta que es engañado por el rival, en cuyo caso reacciona castigando a este rival. De lo anterior se concluye que en Guatemala el Estado ha seguido una estrategia equivocada pues ha cooperado todo el tiempo con las cámaras empresariales sin obtener de éstas la cooperación que el Estado espera recibir en contrapartida. Por tanto, la evaluación fi nal puede resumirse en una observación que debemos a Nowak, ‘cuando uno de los jugadores decide cooperar siempre, la mejor estrategia para el otro jugador será siempre no cooperar’”.
El análisis que hace Guerra-Borges sobre el tema agrario es especialmente rico y constituye uno de los aspectos mejor logrados del libro. No sorprende que el último asunto que ocupa al epílogo sea, precisamente, “la cuestión agraria cincuenta años después”. Se destaca la evaluación de los alcances de la reforma agraria impulsada por el gobierno de Árbenz e interrumpida por el de Castillo Armas, así como su atención al proceso de devolución de tierras –tema extrañamente poco investigado, como señala Guerra-Borges– y lo que fueron propuestas posteriores que no tenían ninguna relación con la realidad, por lo cual el autor las califica como propuestas propias de “paraísos, no imaginados ni por los socialistas utópicos del siglo XIX”. Queda muy clara esta evasión de la realidad de casi todos los esfuerzos de desarrollo, transformación o reforma agraria en las décadas posteriores. Pero, simultáneamente, avanza un proceso de diversificación agrícola durante la década de los años sesenta, cuando destaca el crecimiento del cultivo del algodón, de la producción de carne, café, banano y caña de azúcar, lo cual Guerra-Borges describe y evalúa haciendo gala de una combinación de gran capacidad analítica, manejo estadístico y conocimiento concreto, que es un verdadero ejemplo de análisis para los economistas de las nuevas generaciones.
El libro tiene mucho más, incluyendo la consideración de procesos más recientes como el desarrollo financiero, las remesas y el desarrollo de los servicios, así como el análisis del costo del confl icto armado interno. Todos estos son temas que ameritan ser conocidos por los guatemaltecos y guatemaltecas preocupados por su país. De allí que se justifique leer este libro para conocerlos y para compartir el rico proceso de reflexión que nos invita a realizar Alfredo Guerra-Borges, distinguido político, economista y académico guatemalteco.
Juan Alberto Fuentes Knight
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